Hace unos días leíamos como un juez de Murcia era condenado a 3.000€ de multa por por vejar reiteradamente a las funcionarias a su servicio y referirse de forma despectiva a colectivos como los homosexuales, a los que llamaba "maricones", y las madres solteras, a las que denominaba "putas".
Esta semana nos despertábamos con el comienzo del juicio del Juez Garzón. Reconozco mis carencias jurídicas, y sabiendo que Garzón nos es un juez excesivamente metódico, no hay duda que la petición de 17 años de inhabilitación podrá tener sustento jurídico pero no lógico para los ciudadanos comunes.Desgraciadamente, no faltan casos para dudar de nuestra justicia y su politización. Día a día las más altas instancias jurídicas llenan los casos en los que la influencia política va más allá de las leyes.
La democracia no será el sistema perfecto, como todos tiene lagunas, pero estaría bien que entre todos tratemos de minimizar estas lagunas, ya que si de la parte más, teóricamente, imparcial del sistema no se actúa bajo parámetros legales, ¿cuál es la lección que extraen los ciudadanos de a pie?
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